Ayer soñé que volvía al Monte Perdido. Me asombré al sentir en mis piernas el vigor de antaño, caminando decidido, apenas sin esfuerzo, hacia el refugio de Goritz, en donde mi abultada mochila, al fin, tocaría el suelo. En mi sueño, el macizo calcáreo parecía guiarme hacia su glaciar, en el que volvería a bañarme desnudo, dispuesto a sentir las sensaciones más gélidas en cada poro de mi piel. Me envidié a mí mismo: por estar allí, en Odessa, pero sobre todo por una juventud, ya lejana, en la que Saturno aún me mimaba.
lunes, 17 de enero de 2022
Millas que recorrer
Ayer soñé que volvía al Monte Perdido. Me asombré al sentir en mis piernas el vigor de antaño, caminando decidido, apenas sin esfuerzo, hacia el refugio de Goritz, en donde mi abultada mochila, al fin, tocaría el suelo. En mi sueño, el macizo calcáreo parecía guiarme hacia su glaciar, en el que volvería a bañarme desnudo, dispuesto a sentir las sensaciones más gélidas en cada poro de mi piel. Me envidié a mí mismo: por estar allí, en Odessa, pero sobre todo por una juventud, ya lejana, en la que Saturno aún me mimaba.
martes, 4 de enero de 2022
Los árboles susurran cuentos
Al abrir los ojos, el fuego de la chimenea le produce instantáneamente un alivio que no mitiga la necesidad imperiosa de limpiar su nariz, completamente obstruida. Se pregunta a sí mismo, mientras saca un pañuelo y se suena los dichosos mocos, si podría ser un alivio respirar eucalipto, hervido en una olla y con la nariz pegada a la misma, recubierto con una toalla. Ha recordado, de repente, a su padre, haciendo lo mismo a modo de ritual, periódicamente, todos los inviernos. Pero no, no tiene hojas de eucalipto, si bien está seguro que podría conseguirlas online: dejemos que el paracetamol haga su trabajo, se dice a sí mismo, con cierto desconsuelo, mientras el enésimo golpe de tos lo deja sordo por momentos.
Más libros, más libres
En mis recuerdos, aquellas librerías de viejo , de compra/venta/cambio , de libros de segunda mano, sus paredes permanecían ocultas por elev...
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La ropa es la última coraza que se interpone al deseo. Ella se desviste muy lentamente, mientras él, ya desnudo, la observa, fascinado. La m...
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En efecto, pasan los meses y en todos ellos me he sentido, literalmente, abducido por las tareas profesionales, que se suceden sin límite de...
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Antonio abrió los ojos, tras una noche de sueños inquietos. Aún tardó unos minutos en tener conciencia del dormitorio y de él mismo, temía s...